Ya con ocho años Luz se quedó huérfana.
Sus padres lo dejaron todo a la iglesia
y ella formaba parte del patrimonio.
No tuvo elección y se hizo monja de clausura.
Desde entonces siempre soñó con salir del monasterio
pero ni con la muerte dejó ese sagrado ataúd.
Se cuenta que cada noche se puede ver su fantasma
subir al techo del monasterio...
agarrándose con las uñas
y arrastrándose hasta el punto más alto
y llorar hacia la luna.
foto: giovanni valle
editing: rosario arena
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